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CARTAS AL DIRECTOR

Causas de la violencia en las escuelas

En mi opinión, existen dos causas principales: un sistema educativo que no funciona y una sociedad en la que falta respeto.

De nada sirve que los alumnos culpen a los profesores y los profesores a los padres. Tampoco que los padres echen la culpa al Gobierno, éste al partido de la oposición y viceversa.

Las faltas de respeto y de educación que vemos cada día en muchos aspectos de nuestra vida son muy parecidas a las que se dan diariamente en los colegios.

Éste es un problema de toda la sociedad española desde hace mucho tiempo. La situación no era mejor hace 20 o 30 años. Quizá entonces en las aulas se tenía más miedo y respeto al profesor, pero esto no quiere decir que la calidad de la educación fuera mejor. Las cosas entonces se aceptaban muchas veces porque sí; porque el profesor las decía, tuvieran sentido o no. El profesor hablaba y los alumnos escuchaban, o al menos éstos se callaban. Este modelo ya no tiene sentido ni es lo que demanda una sociedad que necesita gente preparada de verdad para el futuro.

Sin embargo, a nuestros profesores todavía se les sigue formando para dar clase en un sistema tradicional. Se acepta que es posible hablarle a una clase de alumnos de 15 años durante una hora y que éstos no abran la boca en todo ese tiempo.

Los contenidos son, además, en mi opinión, poco realistas y desde luego algunos alumnos tienen una actitud irrespetuosa cuando no violenta. El sistema para mantener la disciplina no funciona y los alumnos lo saben perfectamente. Las oposiciones hacen posible que en teoría siempre haya un profesor en el colegio donde se le necesita (aunque a veces también esto falla).

Sin embargo, muchos profesores no están en el colegio que ellos desearían ni trabajan en las condiciones adecuadas. Hace falta utilizar adecuadamente los recursos existentes y en muchos casos más inversión en equipamiento.

Nuestro sistema educativo hace agua. Existen desde luego soluciones, aunque se tardaría años en empezar a ver cambios radicales en aspectos como la disciplina o la mejora de los resultados académicos. Tan sólo hace falta voluntad para ponernos todos de acuerdo y decidir qué modelo educativo queremos. El actual ya no vale. Seguir echándonos la culpa unos a otros no soluciona nada.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 4 de diciembre de 2006