El Parlamento búlgaro aprobó ayer la apertura parcial de los archivos de los servicios secretos de la era comunista y el desenmascaramiento de algunos de sus agentes. La ley, adoptada 17 años después de la caída de la dictadura y tres semanas antes del ingreso de Bulgaria en la Unión Europea, sufrió sin embargo cambios de última hora que limitan su alcance.
La ya extinta Darzhavna Sigurnost, una de las redes de espionaje más notorias de la guerra fría, estuvo implicada en toda clase de complós, desde el intento de asesinato del papa Juan Pablo II hasta la muerte del disidente Georgi Markov, envenenado en Londres con una jeringuilla camuflada en un paraguas.
Una comisión parlamentaria supervisará la apertura de los archivos. A pesar de las limitaciones, los búlgaros podrán acceder a los documentos que sobre ellos escribieron los agentes comunistas y sus informantes. Además, la comisión dará a conocer los nombres de políticos, diplomáticos, jueces y otras figuras públicas que hayan trabajado para la red de espionaje comunista. Los parlamentarios confían en que la medida obligue a renunciar a los antiguos agentes o impida su acceso a cargos sensibles en instituciones como la OTAN o la UE. Quedan excluidos de la investigación, sin embargo, los responsables de los actuales servicios de inteligencia, que en 1991 sustituyeron a los servicios secretos comunistas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 7 de diciembre de 2006