CONFÍA EN inaugurar el Teatro del Canal, en Madrid, "un carro de actores que llega a la ciudad" con el próximo Festival de Otoño. Se trata de un edificio misterioso, rojo, negro y plateado, abierto a la ciudad en su planta baja. Es decir: cercano y misterioso a la vez. No es habitual que Juan Navarro trabaje con colores que no sean los de los materiales. Tampoco es habitual que en sus edificios aparezcan rastros del arquitecto pintor, como ocurre en el auditorio que construirá en Vitoria. "La idea es lograr una expresividad orgánica sin que afecte al carácter incluso minimalista de la estructura, del proyecto. Es una parte que me gusta que se vuelva completamente loca y, como de las ramas de un árbol, nazcan las hojas y flores de colores en absoluta libertad. Desde 1976 he querido siempre introducir en la arquitectura un elemento propio de la pintura. Hoy existen medios, como el corte de aluminio, que facilitan hacerlo. Ese aroma humano, manual y cercano produce simpatía. Acerca y abre los edificios a los ciudadanos".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 9 de diciembre de 2006