Vojislav Sesejl, líder del ultranacionalista Partido Radical Serbio, puso fin ayer a la huelga de hambre que mantenía desde hace casi un mes para conseguir que el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY) le dejara defenderse en el juicio en su contra por crímenes de guerra y contra la humanidad.
Los jueces le habían asignado un abogado de oficio por considerar que obstruía el proceso, pero la sala de apelaciones ha revocado dicha decisión. De 52 años, enfermo de asma e hipertenso, la salud de Sesejl se había deteriorado en los últimos días y los médicos temían por su vida. Por su parte, las autoridades serbias habían advertido al TPIY que consideraban "intolerable" que otro detenido serbio -después del ex presidente serbio Slobodan Milosevic, que tuvo un infarto, y Milan Babic, que se suicidó- pudiera morir mientras era juzgado en Holanda, sede del Tribunal.
Según la fiscalía del TPIY, Sesejl habría formado, junto con Milosevic, una organización criminal para deportar y asesinar a la población no serbia de Bosnia y Croacia en los años noventa. Acusado formalmente en 2003, y aunque se entregó de forma inmediata, el proceso no se abrió hasta el mes pasado.
Su huelga de hambre constituía para los jueces un grave problema. Por un lado, estaban obligados a cumplir su mandato y no permitir que el acusado retrasara el proceso. Por otro, debían velar por su salud sin vulnerar su exigencia de no recibir tratamiento. De todos modos, y a la vista de que los médicos temían que entrara en coma, habían dispuesto ya que se le alimentara a la fuerza si persistía en no comer.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 9 de diciembre de 2006