El príncipe Carlos se presenta como un hombre concienciado con el medio ambiente y sus residencias -Clarence House, en Londres; Highgrove, en el condado de Gloucestershire, y Birkhall, en Escocia- están siendo acondicionadas para que funcionen con energías renovables para disminuir así las emisiones de CO2. Además, en sus fincas se siguen métodos de agricultura ecológica y tiene una línea de productos, que comercializa con el nombre de Duchy, cuyos beneficios van a una fundación.
Esta semana, y ante un grupo de empresarios, Carlos ha anunciado que se va a comprar un Jaguar que funcione con biodiésel y que evitará los aviones privados para utilizar más el tren.
Pero el príncipe de Gales no es el único miembro de las familias reales que se preocupa por el medioambiente. La reina Sofía, aunque de manera más silenciosa, está muy concienciada con el desarrollo sostenible.
Doña Sofía se mostró especialmente interesada por el proyecto medioambiental que la candidatura de Madrid 2012 presentó en Singapur, y en especial por las bolsas recicladas que todos los expedicionarios llevaron hasta allí.
La Reina felicitó a los responsables del proyecto por la idea de que esas bolsas se hubieran hecho con las banderolas y pancartas que se utilizaron para engalanar las calles de Madrid con motivo de la boda del príncipe Felipe y Letizia Ortiz. Y aprovechó la ocasión para confesar que ella intenta aplicar cada día buenas prácticas ambientales en el palacio de la Zarzuela. "Yo intento, por ejemplo, que todos los residuos se reciclen, en especial el papel, allí se utiliza mucho cada día".
A la Reina no le gusta la caza, no va a los toros, no suele utilizar pieles y no come carne. "No es que sea vegetariana, porque sí toma pescado", explican prestigiosos cocineros que han confeccionado menús para ella. La infanta Cristina sigue los mismos modos culinarios de su madre.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 10 de diciembre de 2006