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CARTAS AL DIRECTOR

Plagiar o no plagiar

Las aguas literarias internacionales están revueltas. El famoso escritor Ian McEwan es acusado de haber copiado partes del contenido de la autobiografía de Lucilla Andrews (No time for romance) para su reciente novela (Atonement). El autor se defiende diciendo que se ha inspirado en algunos capítulos, que ha copiado técnicas médicas en desuso y que por ello ha expresado públicamente su agradecimiento y que, por tanto, no ha cometido plagio. Muchos autores de reconocida fama se han puesto de su lado invocando que ellos mismos hicieron algo parecido en algunas de sus novelas.

Sería tal vez más fácil que los escritores de novelas, al igual que hacemos los científicos, incorporasen en el texto referencias bibliográficas de aquella información que toman de otros autores, indicando a pie de página o al final del texto el nombre del autor, el título de la obra que les ha servido de inspiración, la editorial, el año y las páginas. De esta sencilla forma se han evitado en la literatura científica numerosas acusaciones de plagio. Tal vez los creadores literarios se inspiren por una vez en los aburridos científicos para adoptar esta pragmática solución.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 10 de diciembre de 2006