El Racing se defendió bien, gobernó el partido y lanzó el contragolpe con maestría. El Zaragoza ganó. Le alcanzó con la puntería de Diego Milito, que le desatascó y le otorgó el ficticio galón de grande, del que gana sin hacer aparentemente nada.
Tiró de vídeoteca el Racing, que le planteó al Zaragoza el fútbol que más le duele, el juego que hurga en sus puntos débiles. Descarado por naturaleza, este Zaragoza entiende el ataque de dos maneras: por el medio con las diagonales de Aimar y de D'Alessandro o por los costados con las reiteradas incursiones de sus carrileros. Y ahí escarbó el aplicado Racing, Así, cuando los laterales blanquillos, Juanfran o Diogo, superaban la divisoria, sin que nadie se encargara de ocupar el hueco, respondía con un contragolpe de aúpa por ese flanco. Scaloni, flemático, no lo aprovechó. Serrano, correcaminos, un poco más. Pero sus incontables centros al punto de penalti se quedaron sin receptor. Entre otras razones, porque a la zaga aragonesa pocos le superan en centímetros y porque no estaba el gigante Zigic.
RACING 0 - ZARAGOZA 2
Racing: Toño; Pinillos, Rubén, Garay, Luis Fernández; Scaloni, Vitolo (Momo, m. 67), Colsa (Matabuena, m. 81), Óscar Serrano; Balboa (Cristian Álvarez, m. 75) y Juanjo. No utilizados: Calatayud; Oriol, Neru y Antonio Tomás.
Zaragoza: César; Diogo, Sergio (Piqué, m. 90), Gaby Milito, Juanfran; D'Alessandro, Ponzio, Zapater, Aimar (Óscar, m. 90); Sergio García (Lafita, m. 66) y Diego Milito. No utilizados: Miguel; Movilla, Óscar, Ewerthon y Herrero.
Goles: 0-1. M. 59. Diego Milito culmina un contragolpe elaborado por Aimar. 0-2. M. 79. Lafita aprovecha un pase de Ponzio.
Árbitro: Medina Cantalejo. Mostró la cartulina amarilla a Diogo, Juanfran, Pinillos.
Unos 15.000 espectadores en El Sardinero. Toño paró un penalti a Diego Milito (m. 82).
Afeitado el Racing, que no tenía a sus dos delanteros principales, Zigic y Munitis, expulsados la semana anterior al batirse con el Deportivo, el equipo adoleció sobremanera de mordiente. Portugal dio continuidad a su propuesta, a la versión del alto y el bajo, del rematador y el revoltoso. Colocó, entonces, a la torre Juanjo y al irreverente Balboa, habituado a desenvolverse con sus caracoleos por la banda derecha. Pero, desasistidos y descolocados, se perdieron por el área sin remisión. Sí que mimaba la pelota el Racing en zonas alejadas, pero al pisar la parcela de los tres cuartos se quedaba sin ideas, sin recursos.
Aseado y bien plantado, el Racing apretujó con tino sus líneas. Nada mejor para desestabilizar el juego individualista del Zaragoza, representado por Aimar y D'Alessandro. Y la zona de construcción aragonesa, ante el empalago rival, se atragantó sin solución. Faltó el lesionado Celades, capataz de la medular, y el equipo no se arrancó a jugar. Pero Diego Milito sólo necesita media oportunidad. Anoche se la dio Aimar, que lanzó un contragolpe perfecto y le cedió el cuero en la frontal. Diegol, de disparo cruzado, firmó el partido. Lafita, después, amplió el resultado y Diego Milito se permitió el lujo de errar un penalti que no lo era de Pinillos a Lafita. El Zaragoza ya es resultadista.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 11 de diciembre de 2006