He leído con estupor los dos artículos firmados por John Carlin en su diario, los pasados días 10 y 11 de diciembre. Al margen de otros elementos, rechazables desde mi punto de vista, considero especialmente inaceptable que el primero de los dos artículos citados deje entrever la amenaza ("ETA" dispone de suficiente "aparato logístico" y "personal" para "poder volver al terrorismo por tiempo indefinido") junto a la justificación de ese eventual regreso a la violencia (ETA entiende "que no se les permitirá perseguir sus objetivos por la vía democrática") acompañado de la acusación indirecta al Gobierno de ser responsable del mismo (indecisión del Ejecutivo a la hora de explicar a la sociedad española la necesidad de "pagar un precio político").
En contra de estas frívolas afirmaciones (y la frivolidad cuando se habla de vidas humanas es sumamente irresponsable), creo que el Gobierno hace lo que debe al no aceptar el chantaje que tan natural les parece a esos "expertos" que tanto desconocen, esos "expertos" que, sin identificarse, se permiten aconsejar el desprecio a la legitimidad democrática y al Estado de derecho. Si otro Gobierno, porque éste no lo hará, aceptara el chantaje de ETA, la sociedad no lo aceptaría. Y si volviera a haber atentados los responsables no serían la sociedad o el Gobierno. Ni tan siquiera los falsos expertos. Los responsables serían los terroristas que, sencillamente, deben renunciar a una violencia condenable e incomprensible.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 13 de diciembre de 2006