La sustancia cuyo consumo más ha aumentado en los dos últimos años se vende en farmacias: son los tranquilizantes y sedantes. Aunque son medicamentos que necesitan receta, un 3,9 de la población entre 15 y 64 años (aproximadamente 1,2 millones de personas) los consumen sin que se los haya indicado un médico.
Al contrario que en el resto de las sustancias, en éstas son las mujeres las que representan la mayoría de las personas con problemas de consumo continuado: unas 780.000, por 403.000 hombres.
El consumo se ha disparado entre las mujeres. Hasta 2003, año de la anterior encuesta, los consumidores se repartían casi por igual entre ambos sexos (las tomaban un 2,9% de los hombres y un 3,3% de las mujeres). Pero en los dos últimos años la proporción de consumidores ha disminuido tres décimas, hasta el 2,6%, mientras que la de consumidoras ha subido hasta el 5,2%.
La ministra de Sanidad, Elena Salgado, apuntó dos frentes para combatir el abuso de este tipo de sustancias: por un lado, realizar campañas contra la automedicación centrada en estas sustancias parecida a las que se hacen con los antibióticos. Por otro lado, Sanidad pedirá la colaboración de los colegios de farmacéuticos para evitar que las personas sin receta tengan acceso a estos medicamentos, que causan adicción y pueden interferir con otros fármacos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 14 de diciembre de 2006