Hace ya 25 años que este escarpado pueblo de origen morisco de la Axarquía malagueña celebra una de las fiestas gastronómicas más atractivas de la provincia: la Fiesta de las Migas. Cada año, el domingo anterior a Nochebuena, la villa de Torrox se promociona turísticamente de la forma más agradecida para el visitante: invitando a una comida que es todo un homenaje a la dieta mediterránea.
Paredes encaladas, balcones rebosantes de flores y macetas y callecitas estrechas de antiguo nombre son el escenario perfecto para degustar las migas de harina, que pueden ir acompañadas de sardinas, bacalao, almejas, aceitunas, maimones (caldo de aceite, ajo, pan y huevo), gachas, ensaladilla arriera (con gajos de naranja), papas a lo pobre, ajoblanco o con espetos de boquerones y sardinas. Los vinos del terreno, elaborados artesanalmente con uva moscatel, son de una calidad indiscutible: dulce, semisecos, secos y aguapié (de escaso gradiente).
La jornada no sólo servirá para rendir homenaje a las tradiciones gastronómicas del pueblo, sino también para hacer un repaso folclórico con las pandas de verdiales, encargadas de animar la festividad y reivindicar el valor de la representación más genuina de la música popular malagueña.
Y si tras el atracón aún se tienen fuerzas, una visita turística a través de la ruta de Almanzor servirá para cerrar el completo programa de actividades en Torrox, a poco más de media hora en coche desde la capital malagueña.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 15 de diciembre de 2006