El Tribunal Supremo alemán rechazó ayer los recursos presentados por el ex árbitro Robert Hoyzer y el resto de implicados en la mafia de apuestas y partidos manipulados y dio así da por buena la condena a dos años y cinco meses de prisión.
La cámara del Supremo, con sede en Leipzig, falló en contra de la petición del abogado de los acusados y del fiscal federal, que había respaldado la solicitud de absolución con el argumento de que no se les podía imputar estafa. El presidente del Supremo, Clemens Basdorf, constató en su sentencia que el fútbol es un fenómeno "de gran relevancia en Alemania" y destacó el impacto entre la opinión pública de todo lo que acontece en su ámbito, incluidos los fraudes.
Las manipulaciones
Hoyzer, de 27 años, es la figura clave en el escándalo de los partidos amañados que estalló el año antes del Mundial de Alemania y que salpicó la credibilidad del fútbol germano. El caso salió a la luz tras denunciar un árbitro ante la DFB irregularidades en varios partidos de Hoyzer. Luego se descubrió que ése sólo la punta del iceberg y llegaron a demostrarse manipulaciones en 23 partidos de la Copa alemana, de la Segunda División de la Bundesliga y de Ligas regionales. Detrás de Hoyzer había una mafia de apuestas, dirigida por los hermanos croatas Ante, Milan y Filip Sapina que compraban a árbitros y jugadores. Hoyzer fue expulsado del cuerpo arbitral e inhabilitado de por vida, además de condenado a dos años y cinco meses de cárcel. A Ante Sapina le cayeron dos años y diez meses y a otro árbitro implicado, Dominik Marks, un año y seis meses.
El fiscal Hartmut Schneider había justificado su petición de absolución en sus dudas acerca de si se les podía imputar estafa, puesto que el cliente que deposita una apuesta parte de la presunción de que habrá juego limpio, pero no hay garantía de ello. La Audiencia Territorial de Berlín declaró en 2005 a Hoyzer culpable de complicidad en estafa en seis casos, relacionados con el escándalo de manipulación de partidos de la mafia croata.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 16 de diciembre de 2006