¿Cuándo se legislará contra la violencia mediática? Es uno de los peores géneros televisivos, y una de sus peores caras se pudo ver en el especial de Antena 3 sobre Farruquito. Este joven artista que tan simpático cae cometió por supuesto un grave delito, y es justo que pague por él lo que los jueces han dictaminado. Pero el programa del jueves, mezcla de reportaje de investigación y tertulia de arpías, no sólo quería exponer la verdad de lo sucedido en aquel atropello fatal, dando voz a los familiares del muerto. Había intrusiones intolerables en su privacidad, como esa lista de las compras caras que hizo con su esposa en Buenos Aires, insinuando que alguien que va a cumplir condena no debería gastar su dinero. Y lo peor: algunos de los entrevistados sólo pensaban ya en cómo conseguir la imagen del bailaor entrando en la prisión. Aunque sea, daban a entender, con malas artes.
Esa obscenidad de la carroña nada tiene que ver con el caso de Alondra, la transexual venezolana residente en España que, a lo largo de tres episodios (Cuatro), cuenta, en un ejercicio de auto-ficción con su propia cámara, el triunfo de lo real imaginado sobre una fisiología equivocada. Quizá excesivamente largo y con desmedido énfasis en las escenas clínicas, el documental ilustra bien, sin moralismos, la trascendencia del alma por encima del cuerpo. Por eso sentí curiosidad al saber que Eva Hache (Cuatro) entrevistaba a Eduardo Punset por su nuevo libro, El alma está en el cerebro. A este hombre siempre le he visto, con su melosa forma de hablar y su pelo despeluznado, un algo de curandero, y no me decepcionó cuando, muy new age él, dijo que quien ha tocado un fósil prehistórico no puede tener las prisas que hoy se tienen en el mundo. Menos mal que Eva Hache se las metió al final, pues si no aún estaríamos en el pleistoceno. Pero hubo una frase de Punset que me hizo pensar en Alondra: el amor nació hace 3.500 años en un charco y no se fijaba en la asignación de sexos; una bacteria soltó una sustancia química buscando pareja. El puro querer ser.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 16 de diciembre de 2006