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CARTAS AL DIRECTOR

Difundir la ciencia

Universidad de A Coruña

Los científicos por fin hemos encontrado el camino de la comunicación. Es curioso, eso sí, y tiene nombre de mujer: Anderson, Pamela Anderson. Según recoge EL PAÍS del pasado sábado (sección de Sociedad) pensar en las formas voluptuosas de la actriz es un método novedoso para recordar y dar a conocer los hallazgos científicos. ¡Qué fácil era! Los investigadores, siempre convencidos de la necesidad de difundir la ciencia para desterrar el icono decimonónico de investigador huraño y solitario pertrechado tras los matraces, han encontrado la fórmula. Por fin conseguiremos la aceptación social, el lugar hasta ahora ausente entre las gentes. ¿Para qué más semanas de la ciencia? ¿Para qué más exposiciones sobre los logros alcanzados y la visión del porvenir? Se acabó el ser juglares, trashumantes del conocimiento, charlatanes aquí y allá de lo poco que hemos aprendido. El camino está claro. Siempre estuvo ahí, y nosotros, soberbios y engreídos, lo ignorábamos. Es el mismo que da brillantes resultados a la farándula y la pandereta. Son las curvas, las formas generosas, las que nos permiten apreciar las bondades del desarrollo científico. Un poquito de colágeno por aquí, un labio más turgente por allá, y plena información. Dime, muchachito, ¿qué sabes de la silicona? Muy fácil, una secreción corporal propia de las actrices de la televisión. Y es que así tiene que ser la ciencia: seria, lúdica y divertida.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 18 de diciembre de 2006