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CARTAS AL DIRECTOR

Viajeros de Air Madrid

Tras meses de problemas, retrasos, quejas e investigaciones, Air Madrid ha suspendido sus vuelos el 15 de diciembre. Hemos podido ver miles de historias dramáticas, relatadas con angustia por sus protagonistas, detrás de las que hay, en su mayoría, personas ecuatorianas, bolivianas o colombianas que no podrán pasar la Navidad con sus familias. En muchos casos después de años de separación y de importantes esfuerzos económicos para pagar sus billetes de avión.

Si la suspensión de actividades de Air Madrid hubiera sucedido un 15 de julio, tendríamos los aeropuertos igualmente atestados de pasajeros protestando de manera igualmente airada. Puedo imaginar a miles de madrileños, barceloneses o sevillanos explicando con enfado cómo sus planes de vacaciones en Perú, Argentina o México se frustraban.

Entonces comparo, y lo que no quiero ni imaginar es que la nacionalidad de la mayoría de los viajeros de estas fechas navideñas, y su presumible menor capacidad de presión electoral, económica y social, haya podido influir en la toma de decisiones que les ha dejado en tierra. Sería terrible ¿verdad.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 19 de diciembre de 2006