La titular del Juzgado de Instrucción número seis de Valencia ha dictado auto de procesamiento contra Rufino M.G. por la muerte de Samira Sayegh. La juez procesa a Rufino M.G. por un delito de asesinato y otro contra la salud pública, por tráfico de drogas. Samira Sayegh Genovés desapareció el 31 de mayo de 2005. Tenía 28 años. El rostro de la joven, sorda, técnico de laboratorio y estudiante de nutrición y dietética en la Universitat de València, hija del médico Kamel Sayegh Ziadhe, vivía sola en un apartamento muy cerca de la casa familiar. Casi todos los días sus padres la veían o hablaban con ella. El 31 de mayo de 2005 empezó el silencio. Y el 2 de junio, tras no haber rastro de la joven en su vivienda salvo el aparato que utilizaba para corregir su sordera, sus padres denunciaron su desaparición. Después de múltiples diligencias y de reconstruir los últimos días de Samira, la policía detuvo a Rufino M.G., de 34 años, con antecedentes y con quien había sido vista en los días previos a su desaparición. Rufino M. G. admitió que la descuartizó y se fue deshaciendo de los restos en bolsas de supermercado. Dijo que la joven murió mientras practicaban sexo y que se asustó porque en su casa tenía droga. La descuartización de un cadáver no está penada. Será juzgado por el homicidio y la posesión de droga.
Por otra parte, el Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Valencia ha dictado el procesamiento del paquistaní Ahmed Naeem, de 27 años, por el asesinato de María Ángeles Hernández, a la que mató de 23 puñaladas el 20 de agosto de 2005 en un descampado de San Marcelino, en Valencia, porque la joven quería romper la relación. La fiscalía pide 19 años de cárcel.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 21 de diciembre de 2006