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Ni una palabra sobre el enfermo

En su discurso ante los delegados, Raúl Castro no pronunció una palabra sobre el estado de salud de su hermano. Como el 2 de diciembre en la Plaza de la Revolución, al celebrarse un desfile militar para conmemorar el 50º aniversario del desembarco del yate Granma y los 80 años de Fidel Castro, el jefe del Ejército cubano habló sobre todo del futuro y del papel que el Partido Comunista, como institución, y los jóvenes, como generación, deben jugar para garantizar "la continuidad" de la revolución.

La salud del mandatario sigue siendo un secreto de Estado, y sólo Raúl y un grupo muy reducido de fieles, familiares y médicos conoce la realidad. Que el Comandante está vivo y que habla por teléfono con sus colaboradores y algunos pocos amigos extranjeros está fuera de toda duda. El lunes, mientras comía con Raúl, el escritor colombiano Gabriel García Márquez recibió una llamada del líder comunista; hablaron y bromearon un rato, y García Márquez sólo comenta, tras mucho rogarle, que "es imposible que nadie pueda fingir estar de tan buen ánimo y humor".

El presidente venezolano, Hugo Chávez, asegura lo mismo: que habla frecuentemente con él y que su amigo está al tanto de los principales acontecimientos de la política exterior... Según el diario oficial Granma y algunos colaboradores de Castro, se le tiene al tanto por teléfono de los principales acontecimientos y se le consulta sobre algunas decisiones.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 22 de diciembre de 2006