Reproducir las viñetas del profeta Mahoma condujo a varios directores de prensa árabes a la cárcel; recoger en sus páginas algunos chistes populares sobre la religión ha valido al marroquí Driss Ksikes el cierre de su semanario Nichan.
Driss Jettu, primer ministro marroquí, decidió por decreto, el miércoles, clausurar Nichan. Los chistes, advirtió en un comunicado, son una "agresión contra los sentimientos del pueblo marroquí" que Mohamed VI, Comendador de los Creyentes, debe proteger.
El Consejo Superior de los Ulemas (dignatarios religiosos), que preside el rey, tachó de "obscenos" los chistes mientras que asociones islamistas se manifestaban contra Nichan, en cuya sede se recibieron también amenazas de muerte.
La Asociación Marroquí de Derechos Humanos y otras ONG condenaron con dureza, en cambio, la iniciativa de Jettu, la primera de esta índole desde hace seis años.
A la prohibición se añade la denuncia por "ataque a los valores sagrados" presentada por la fiscalía de Casablanca contra Ksikes y Sanaa Al Aji, autora del artículo: "Chistes: Cómo los marroquíes se ríen de la religión, el sexo y la política".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 23 de diciembre de 2006