El fantasma de My Lai -una matanza de civiles en la guerra de Vietnam- planea sobre la guerra de Irak. Dos sargentos, uno al mando de un pelotón, y dos cabos de marines están acusados de asesinato, y otros cuatro soldados, de incumplimiento del deber por la muerte de 24 civiles iraquíes, entre ellos siete mujeres y tres niños, en el pueblo de Haditha el 19 de noviembre de 2005.
Nadie sabía nada hasta que el semanario Time publicó a primeros de año un reportaje en el que testigos locales contaban cómo los marines mataron a sangre fría a los iraquíes, de los que seis miembros de una familia fueron asesinados en su propia casa. Los fueron a buscar. Los marines habían afirmado que las muertes se produjeron en un tiroteo como respuesta a fuego enemigo, así como por la explosión de una bomba en la carretera. La investigación apunta, en cambio, a que la causa pudo ser el deseo de venganza por la muerte de un miembro de la fuerza, el latino Miguel Terrazas.
Los acusados tienen derecho a una audiencia en la que un juez militar decidirá si ha lugar a un consejo de guerra, del que nadie duda que va a celebrarse porque el Ejército necesita combatir su creciente pérdida de imagen actuando con ejemplaridad. Pese a ello, aunque los cuatro principales acusados podrían ser condenados a muerte, precedentes como las horribles torturas que sufrieron presos iraquíes en la prisión de Abu Grhaib, por las que ningún militar ha sido condenado a altas penas de cárcel, no inducen a esperar a ejemplaridad tan cruenta.
El jefe del pelotón, Frank D. Wuterich, de 28 años, casado con dos hijos, fue un alumno modelo en la secundaria. Tocaba en la banda y llevaba el pelo cortado a lo marine. No todas las apariencias son siempre engañosas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 23 de diciembre de 2006