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Ver, oír y callar

La actuación de soldados y policías en Michoacán coincide estos días con la llegada masiva desde Estados Unidos de miles de emigrantes que regresan a su tierra para pasar las vacaciones navideñas.

Michoacán, con más de tres millones de personas, es uno de los Estados mexicanos con más emigrantes en el vecino del Norte. En ciudades como Uruapan, el paso de camionetas de lujo con matrícula estadounidense es constante. Sus ocupantes suelen viajar con la música de las bandas mexicanas a todo volumen.

Los controles en distintos puntos de la geografía michoacana no han alterado la vida cotidiana de la población, según señalan los lugareños. "Es una guerra entre bandas rivales. Quien no se mete en líos no tiene de qué preocuparse", dice un vecino de Uruapan. La clave es ver, oír y callar. Y no tener la mala suerte de estar en un sitio inadecuado en el momento inapropiado. Los líderes de la banda La Familia son conocidos. Se mueven a sus anchas en camionetas por todo el Estado. Al menos hasta la llegada de los 7.000 soldados y policías. En Michoacán el control territorial de los narcotraficantes había llegado a tal punto, que les permitía vender droga y mucho más. El cobro de impuestos y otros negocios discurre en este Estado bajo la atenta supervisión de los capos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 24 de diciembre de 2006