Existen diversos tipos de nocturnidad, pero, oficialmente, hoy es la única noche buena del año. Un pacto tácito humanitario nos anima a fingir ser felices, o algo así. Hay que simular que todo el mundo es bueno y que esto es jauja para que los niños y los perros no se asusten de nosotros. En esta noche mágica, la ficción se apodera de la realidad. La gente se besa y lanza parabienes a quien se ponga por delante, incluidos individuos impresentables. Si nos observan los marcianos, pensarán que somos dichosos. Horas después comprobarán que estamos como cabras. Los que se abrazaban hace un rato, algo más tarde se dan de bofetadas. Alcohol, fanatismo, ignorancia y demás productos tóxicos logran que acabe la velada como el rosario de la aurora en muchas familias. La marimorena.
Una familia madrileña muy numerosa y variopinta ha decidido este año vetar ciertos temas que podrían enrarecer el ambiente. Nadie hablará hoy de política durante la cena para no aguar la fiesta. La cosa tiene su mérito, porque el clan no es uniforme en ideas y creencias, aunque se llevan de maravilla. El abuelo es un entrañable viejo republicano, agnóstico, estoico y bondadoso. La abuela va a misa y respeta a los que no creen. Dos de los hijos votan al PP y otros dos al PSOE. Una nuera es cantante de un grupo punk. El paterfamilias también ha prohibido hablar de algunas cuestiones madrileñas crispantes, como el tráfico, la M-30, las elecciones de mayo, el ruido, la vivienda y la vuelta de Isabel Pantoja al teatro de La Latina.
A pesar de todo, el viejo agnóstico tiene un sentido del humor formidable. Ha accedido a montar un belén en su casa, pero diseñado por él mismo. Al Niño Jesús, por respeto, no lo cambia. Pero cambia a la Virgen por Esperanza Aguirre y a San José por Ruiz-Gallardón. Entre las diferentes figuras del nacimiento están Don Quijote y Sancho, el buscón Don Pablos, la Gitanilla, Luis Candelas, Manolita Malasaña, don Juan Tenorio, Tip y Coll, Faemino y Cansado y, en fin, El Fary.
El abuelo termina la reunión cada Nochebuena escuchando Noche de paz. Hoy hace 190 años que se estrenó esa preciosa melodía en la aldea austriaca de Oberndorf, cerca de Salzburgo. Stille Nacht.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 24 de diciembre de 2006