Aunque parece cierto que en la vida 20 años no son nada, existen diferentes parámetros con los que medir el tiempo. Por ejemplo, en el mundo de la música, 20 años de vida de una formación es un hecho casi insólito, dada la fugacidad con que los grupos aparecen y desaparecen sin dejar ni rastro. No ha sido este el caso de la Granada Blues Band, que acaba de cumplir 20 años desde que en 1986 ofreciera su primer concierto en la sala Punto Imaginario, en el barrio granadino de Los Pajaritos. "Aquel día estábamos más que nerviosos. Cuando una banda sube por primera vez a un escenario le recorre una sensación especial que ya no se repite nunca. Aquella noche concluyó en una auténtica explosión de alegría porque todos habíamos notado que lo habíamos hecho bien", cuenta Antonio Valero, batería, director y fundador de la Blues Band.
Pero pese a la unión y la persistencia que han caracterizado a la formación granadina, el grupo original no se ha conservado intacto. De aquellos Antonio Valero, Pepe Chamorro, Joaquín Sánchez y Pecos Beck, hoy sólo permanecen Beck y Valero, que reconocen que "ha pasado el tiempo por nosotros y contra eso no se puede luchar", recordando la desaparición de Pepe Chamorro. Sin embargo, de los altibajos característicos de cualquier empresa colectiva, Valero asegura que permanecen los buenos momentos. Uno de ellos fue la llegada del cubano Nardo Castellini, que supuso "un antes y un después". "Poco después de llegar a España en 1996, una amiga me habló de la Granada Blues Band y me interesó lo que hacía. Un día, por curiosidad, fuimos a los locales en los que ensayaban y terminamos tocando juntos", cuenta Castellini, mientras Valero asegura que la relación del músico cubano y de la banda fue "un auténtico flechazo".
La llegada de Castellini aceleró un proceso que se llevaba fraguando durante 10 años después de obtener algunos éxitos. En mayo de 1990, con Estanis Peinado al piano, Pepe Visedo en los saxos e Ignacio Sánchez en la segunda guitarra, la banda había compartido cartel con Johnny Winter y publicó su primer disco, titulado El mejor blues de la ciudad, que llevaron por todo el país en una gira en la que actuaron como teloneros de Johnny Copeland y abrieron el Festival Internacional de Blues de Getxo. Sin embargo, y pese a los primeros años de éxito, no tardaron en cerrarse las puertas de algunos de los eventos nacionales. "No hacemos el blues tradicional que gusta a los puristas", asegura Valero, para el que el panorama musical español no ha cambiado demasiado en 20 años. "Antes existían más locales en los que poder tocar, aunque apenas había festivales. Si nos centramos en la música, el cambio más notable es todo lo que nos han traído los músicos de otros países que ahora viven en España. Hoy la fusión es cada vez mayor y de primera mano podemos conocer lo que pasa musicalmente en otros lugares", opina.
Y como veinte años dedicados a la música es un mundo, la Granada Blues Band se volvió a subir al escenario el 9 de diciembre acompañados por otro grande del blues, Otis Grand, con el que compartieron cerca de dos horas de actuación en el Auditorio Manuel de Falla. "Fue una experiencia enorme. Es un monstruo de la guitarra, un auténtico privilegiado. Para nosotros supuso como la confirmación de estar en el camino correcto".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 4 de enero de 2007