La escultura flotante Hombre río está en su sitio desde ayer. En mitad del Guadalquivir. El Ayuntamiento de Córdoba se la compró a sus creadores, Rafael Cornejo y Francisco Marcos, para instalarla allí. Lo que surgió como una gamberrada artística se ha convertido en una obra permanente "en la mayor sala de exposiciones de la ciudad", según los creadores.
Estos dos artistas colocaron una escultura similar, hecha con corcho blanco, en el mes de abril. Sin permisos ni subvenciones y de madrugada, plantaron su obra en mitad del río. Mientras los ciudadanos se acercaban a la ribera para ver al sonriente muñeco, los políticos se preguntaban qué se podía hacer con la obra. Pero, a la semana, el Hombre río se soltó de sus enganches y encalló en una de las orillas. Al día siguiente, el Consistorio anunció que se instalaría una réplica permanente.
Ocho meses han estado trabajando Cornejo y Marcos en la obra, que ahora está fabricada con poliuretano y fibra de vidrio para que perdure. Con una grúa de 65 metros de pluma trasladaron la escultura y el muerto de hormigón (de 2.000 kilogramos de peso) que mantendrá al Hombre río anclado.
Uno de los que estaba ayer más orgulloso era Manuel Marcos, padre de Francisco. Con unos prismáticos, siguió el proceso de instalación, que duró unas cinco horas. "Es una idea innovadora, que ahora perdurará de por vida", dijo. Dentro del Hombre río definitivo está aquella otra obra efímera. No es una metáfora. Cornejo y Marcos han recubierto la primera escultura con un material más resistente, según detallaron antes de colocarla ayer en el río. Lo hicieron ante un buen puñado de curiosos y de familiares. "Hoy es duro que un artista se pueda ganar la vida, hay tanta competencia", afirmó Manuel Marcos. El Ayuntamiento, además de correr con los gastos de instalación, ha pagado 48.000 por la original estatua. Los dos creadores, además, esperan que les surjan más proyectos a partir de ahora. A la instalación acudió ayer la alcaldesa de la ciudad, Rosa Aguilar (IU), quien sostuvo que la escultura se convertirá en "un emblema más de la ciudad y será otro motivo para volver la vista al río".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 9 de enero de 2007