Jesús Mosterín dice en La India profunda y emergente (EL PAÍS, 7/1/2007) que hay dos Indias: la de los ricos (el 20% de sus 1.100 millones de habitantes) y la de los pobres (el 80% restante). De la primera, la de los ricos, dice que "estudia, trabaja, hace negocios, monta empresas, desarrolla programas, produce más películas que nadie, se conecta a Internet y vive en el siglo XXI". De la segunda, la de los pobres, dice que "sigue anclada en la Edad Media, en la economía de subsistencia, plagada de una natalidad excesiva y practicando una agricultura ineficiente, sin hablar de problemas sociales atávicos, como las bodas de niñas menores de edad, el trabajo infantil y las tensiones entre castas". Con independencia de que esta visión de dos Indias estancas, sin apenas relación entre sí, me parece radicalmente falsa, para el señor Mosterín todos son elogios para la India rica frente a la India pobre, como si los indios pobres fueran los responsables últimos de su pobreza y no quisieran salir de ella. En fin, creo que huelgan más comentarios.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 16 de enero de 2007