Todos conocemos cuáles son los cinco sentidos. Lo del sexto es un invento que alude a lo intuitivo, a cierta capacidad de prever o adelantarse a los acontecimientos. Con frecuencia se dice que es una cualidad femenina. No sé. Mamen Mendizábal, Cristina Villanueva y Helena Resano son las tres periodistas que presentan el programa Sexto sentido (La Sexta). Un magacín nocturno y noctámbulo en el que se plantean debates, se realizan entrevistas y se añaden breves crónicas de humor. Ahora también se han sumado a lo de los concursos, supongo que por lo de aumentar ingresos con los SMS, aunque un público que a esas horas sigue un debate político se sentirá poco inclinado a votar en una apresurada y banal búsqueda nada menos que del "mejor grupo musical español de todos los tiempos". Pocos mensajes habrán cosechado. Ahora no hay programa en el que no se vote, ¡eso es democracia! Ya lo quisieran los políticos, veamos qué sucede en las próximas elecciones.
Pero volviendo al programa, Sexto sentido ha ganado desde su estreno. El trío de presentadoras se muestra menos inseguro, algunas hasta se saltan el guión, previa advertencia, y logran que los entrevistados sean concisos. El lunes abordaron la resaca del debate sobre la política antiterrorista con un ponderado y variado grupo de invitados. Bien. Tuvieron también en el plató a David Bisbal y a un criminólogo que desmontó las teorías del polígrafo, el famoso aparato de la verdad.
El punto débil del programa tiene que ver con un sentido no numerado: el del humor. Concretamente, el reportaje sobre políticos metidos a representantes de artistas (caso Michavila-Shakira) dejaba mucho que desear. Falto de imaginación, lleno de lugares comunes, humor torpe y chabacano. Fácil. Pero sin gracia alguna. Los guionistas podrían esforzarse un poco más porque es en ese campo donde se dirimen muchas fidelidades en televisión. Seguro que las presentadoras ya lo intuyen.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 17 de enero de 2007