El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, ha cedido a las presiones y retirará el programa de escuchas telefónicas sin autorización judicial, según anunció ayer el Departamento de Justicia.
El programa, implantado tras los atentados del 11-S, permitía al Gobierno escuchar conversaciones telefónicas internacionales y leer correos electrónicos sin permiso judicial bajo pretexto de que se hacía para detener a miembros de Al Qaeda. La existencia del programa fue revelada a finales del 2005 por el diario The New York Times, que basó su información en fuentes anónimas.
"El presidente ha decidido no re-autorizar el Programa de Vigilancia Terrorista (TSP, en inglés) cuando expire el actual permiso", anunció el secretario de Justicia, Alberto Gonzales, en una carta dirigida al Comité Judicial del Senado. Hasta ayer, Bush venía renovando la autorización del programa cada 45 días.
"Cualquier vigilancia electrónica que se realice como parte del TSP se llevará a cabo ahora con la aprobación del Tribunal de Vigilancia de la Inteligencia Internacional", señaló Gonzales.
El cambio de supervisión para las escuchas telefónicas significa que cualquier tipo de espionaje interno que emprenda el Gobierno federal deberá contar con una aprobación judicial.
Legisladores y grupos de defensa de las libertades civiles habían cuestionado la legitimidad del programa. Y en agosto del año pasado un juez federal de Detroit (Michigan) lo declaró inconstitucional por cuanto violaba el derecho a la intimidad, la libertad de expresión y la separación de los poderes del Estado.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 18 de enero de 2007