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Mas exige a sus críticos que no expresen en público sus opiniones

Con el argumento de que no hay que dar gasolina a los "adversarios", el líder de Convergència Democràtica, Artur Mas, impuso ayer la ley del silencio, al menos de puertas afuera, al grupo de dirigentes de su partido que en las últimas semanas han cuestionado su forma de dirigir la formación. En el marco del Consejo Nacional de CDC, Mas insistió en que los debates deben hacerse "de manera que después no acaben restando fuerza al proyecto", máxime cuando la formación nacionalista tiene ante sí el reto de mantener su cuota de poder municipal en las elecciones de mayo.

En su discurso ante unos 400 cuadros del partido Mas se mostró partidario de un debate "intenso dentro del partido" y uno "extenso, sobre ideas, con la sociedad". Pero reiteró una y otra vez que las críticas en público no pueden llevar nada bueno a la formación nacionalista. Con todo, se comprometió a ir "acelerando en el futuro" el debate interno.

Antes de la intervención de Mas, algunos cuadros del partido exigieron a quienes critican que Mas concentre el poder decisorio del partido en un reducido núcleo de dirigentes, que aprovecharan el consejo nacional de ayer para hablar. "Las cosas deben discutirse aquí, no en la prensa", reiteraron varios de ellos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 21 de enero de 2007