Tony Hayward era, en 1982, un joven amante del fútbol y la vela, que tras licenciarse en geología buscó trabajo en el sector del petróleo para ver mundo. Con 22 años y un doctorado en el bolsillo, encontrar empleo era fácil en aquellos tiempos, marcados por la búsqueda de nuevos yacimientos. Hayward se decantó por Mobil, pero una llamada cambiaría su vida: el entonces geólogo jefe de BP, David Jenkins, intentó convencerle de que cambiara de opinión. El sólo hecho de que un alto cargo de un gigante como BP se tomara la molestia de coger personalmente el teléfono para fichar a un simple geólogo bastó para convencerle y se decantó por BP.
Hace poco más de una semana, la compañía le designó como próximo consejero delegado en sustitución del mítico lord John Browne, que tras más de 40 años en la compañía ha adelantado su marcha 18 meses para mitigar el efecto de las duras críticas que ha recibido BP en el informe hecho público esta semana sobre el incendio de una refinería de la compañía en Tejas, que ha puesto en tela de juicio la política de seguridad de BP en todo el mundo.
Hayward, de 46 años, el mayor de siete hermanos, casado y padre de un niño y una niña, cumplió enseguida su sueño de ver mundo. Primero no fue muy lejos: Aberdeen como base y las plataformas del mar del Norte para aprender el oficio y aguantar las bromas de los broncos trabajadores de cuello azul. Tras un breve paso por las oficinas centrales en Londres empezaron a llegar los destinos exóticos: Canadá, Indonesia, China, Nueva Guinea.
Su vida dio un giro cuando estaba destinado en Arizona: allí, en una gris reunión como tantas otras, en los años noventa, Browne se fijó en él. Y se lo llevó a Londres como asistente personal. "En aquellos 18 meses aprendí más que en toda mi carrera", reconoce. Fue entonces cuando empezó a transformarse de geólogo en hombre de negocios. "No tenía ni idea de lo que era un balance. John estaba reorientando la compañía y pasábamos horas hablando sobre estrategia y liderazgo".
Sus primeras responsabilidades ejecutivas llegarían en 1995, como jefe de BP en Venezuela y Colombia, donde su hijo mayor aprendió el castellano antes que el inglés. En 2000 forjó su candidatura para dirigir algún día la compañía al ser elevado a director financiero. Desde 2003, como responsable mundial de Exploración y Producción, ya manejaba el 80% de los ingresos totales de BP. Desde el próximo 1 de agosto dirigirá un gigante que factura más de 262.000 millones de dólares, emplea a 96.000 personas, tiene 28.500 estaciones de servicio y 19 refinerías y extrae petróleo en 26 países.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 21 de enero de 2007