El primer objetivo está cubierto, pero la selección española necesita un reciclaje para entrar de lleno en el Mundial. España no tuvo que afrontar ninguna débâcle como la de los anfitriones, que perdieron contra Polonia y se clasificaron sin ninguna renta.
Al contrario, el equipo de Pastor ganó con comodidad su último partido de la fase preliminar, ante la República Checa, y entrará en la segunda con dos puntos, los máximos posibles.
ESPAÑA 35 - REPÚBLICA CHECA 29
España: Barrufet (Hombrados); A. Entrerríos (3), Uríos (6), Belaustegui (3), Davis (7), Rodríguez (1) y Tomás (1) -equipo inicial-. Garabaya (1), Garralda, Lozano, Juancho (1), Juanín (6, 3 de p) y Romero (6, 4 de p.).
Rep. Checa: Stochl (Galia); Nocar (3), Kubes, Hazl, Jicha (5), Filip (9, 2 de p) y Juricek (2) -equipo inicial-. Bruno (1), Hruby (1), Vitek, Sobol, Horak (6) y Reznicek (2).
Árbitros: Methe y Methe, de Alemania.
Marcador cada cinco minutos: 3-1, 7-3, 11-6, 14-10, 17-13, 19-15 (descanso). 21-17, 22-21, 24-24, 28-26, 33-27 y 35-29.
En este sentido, el Mundial comenzó bien. Pero, a nivel de juego, España puso en evidencia que las defensas cerradas pueden causar auténticos estragos por la falta de garantías de la primera línea. Hubo un momento en que las cosas se le complicaron. Tras disponer de ventajas de hasta seis goles, los checos empataron a 21. Y entonces pudo verse la fragilidad de la primera línea, que se precipitó, lanzó sin condiciones, perdió balones y dejó la resolución del partido en el pivote, Uríos; en el extremo Davis y en el lanzamiento de penaltis de Juanín.
La primera vez que hubo que afrontar una situación límite, la selección perdió la calma y se lio. Ayer resolvió la situación porque es muy superior a Checa. Pero en Mannheim, en la segunda fase, los rivales serán ya de altura. El primero, mañana, contra Rusia; al día siguiente frente a Dinamarca, y después Hungría, el 27 y Croacia, el 28.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 23 de enero de 2007