Que la primera línea de la selección española de balonmano tiene carencias es algo aceptado. El seleccionador, Juan Carlos Pastor, confesó días atrás que le falta tiro exterior, que no tiene lanzadores desde más allá de los nueve metros. Los jugadores son conscientes de la situación y se defienden argumentando que hay pocos equipos que los tengan y que, con unas defensas tan agresivas y sólidas, es muy difícil marcar desde diez o doce metros. Sin embargo, hay algo que no aceptan: la inconsistencia. "Creo que un campeonato mundial y un subcampeonato europeo avalan nuestra calidad", afirma Iker Romero, lateral y central del Barça; "para mí, nuestra primera línea está a la altura de las cuatro o cinco mejores".
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Históricamente, los principales reveses llegaron casi siempre por la inconsistencia psicológica de los lanzadores. César Argilés se quejó en 2003, en el Mundial de Portugal, de que algunas supuestas estrellas cometían errores propios de principiantes: dobles, faltas en ataque, pérdidas de balón y lanzamientos precipitados. Algunos siguen y componen hoy los pilares de Pastor. "Digamos que varios siguen teniendo cierta proclividad en los momentos difíciles a perder el balón, hacer pasos y faltas en ataque o incluso a tomar malas decisiones tácticas", apunta Sergi Petit, ex entrenador del Barça.
No es fácil hacer estas afirmaciones sobre una selección que ha alcanzado las finales de los dos campeonatos más importantes y que ha concluido con un oro mundialista en 2005 -el primero del balonmano español- y una plata europea en 2006. "Cuando hay que dar el ciento por ciento es cuando todo depende de un gol. Y entonces ya hemos visto a jugadores que pueden resolverte el partido o hundirte en la miseria", agrega Petit.
Xesco Espar, el actual entrenador del Barça, valora otra premisa: "Creo que hay cierta descompensación en los laterales. Tenemos un lateral izquierdo muy potente con Alberto Entrerríos y Romero, pero en la derecha tenemos un handicap porque Mateo Garralda tiene mucha calidad, pero habrá que dosificarlo, e Ion Belaústegui -sustituto del lesionado Salva Puig- apenas ha jugado. Sin embargo, el problema no está en el ataque, sino en la defensa".
Está claro que Pastor ha realizado unos planteamientos tácticos para sacar el máximo rendimiento a lo que tiene, que no es poco. Si no hay tiro exterior en salto, el ataque sabe cómo crear buenas posiciones en los seis metros o encontrar canales de conexión con el pivote y sacar provecho de la incuestionable calidad de Rolando Uríos. Los porcentajes de la primera línea española en la Liga Asobal demuestran que su zona es la de los seis metros: Romero está en un 81% de acierto goleador; Alberto y Chema Rodríguez, en un 70%; Belaústegui, en un 60%, y Garralda, en un ¡100%! con nueve goles de nueve disparos. Sólo Demetrio Lozano tiene mejor porcentaje desde los nueve metros: un 69%.
"La principal diferencia entre las primeras líneas anteriores a la etapa actual es que Pastor ha establecido una realización del juego distinta y quitado a los lanzadores la gran responsabilidad que tenían", dice Manolo Cadenas, el entrenador del Ademar León; "ahora juegan más colectivamente y pueden finalizar con el pivote si no se sienten seguros. La primera línea no se agobia porque lanzan desde buenas posiciones para ellos". Y Romero concluye: "Siempre vamos de menos a mas. Estaremos mejor en la segunda fase. Pero los partidos se ganan porque, además de la primera línea, tenemos una muy buena segunda línea y una excelente portería".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 23 de enero de 2007