Los atacantes que mataron a cinco soldados estadounidenses en un edificio oficial el domingo en Kerbala, al sur de Bagdad, iban disfrazados de militares norteamericanos y atravesaron al menos tres puestos de control del Ejército iraquí antes de llegar a su objetivo, según informó ayer un portavoz de la policía de Kerbala.
Unos 30 insurgentes vestidos con uniformes del Ejército de EE UU, y que viajaban en siete vehículos todoterreno con cristales tintados muy parecidos a los que usan las tropas de EE UU en Irak, llegaron hasta el centro de coordinación provincial de Kerbala, un edificio público donde una docena de militares norteamericanos asistían a una reunión con responsables iraquíes para organizar el dispositivo de seguridad de la Ashura, la peregrinación anual de la comunidad chií.
Las fuerzas de seguridad iraquíes les permitieron atravesar los sucesivos puestos de control con sólo mostrar documentos falsos parecidos a los auténticos del Ejército mientras hablaban unas pocas palabras en inglés, según los procedimientos oficiales habituales, que eximen a las tropas norteamericanas de los cacheos y registros de costumbre.
El primer militar norteamericano en ser atacado fue un soldado que montaba guardia junto a un vehículo militar norteamericano. Los atacantes sólo dispararon contra miembros del Ejército de EE UU. Ningún integrante de las tropas ni de las fuerzas de seguridad iraquíes sufrió daños en el ataque.
Fuentes militares de EE UU anunciaron ayer que 93 insurgentes habían muerto y otros 57 habían sido capturados en las operaciones contra Al Qaeda emprendidas en la provincia de Diyala, al noreste de Bagdad, durante los 10 últimos días, en las que fueron también localizados 25 depósitos de armas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 23 de enero de 2007