Difícilmente se puede generar mayor descrédito en menos tiempo. Nueve de cada diez israelíes están decepcionados con la actuación del Ejecutivo. Y eso que gobierna desde hace apenas nueve meses. No sólo es el desastre de la guerra de Líbano. El 86% opina que cada vez existe mayor riesgo de que los magnates se hagan con el control de los partidos y del Gobierno, según una encuesta de la Fundación Berl Katznelson. Incluso la viceprimera ministra, Tzipi Livni, expresó ayer su inquietud: "Una sombra pesada de corrupción se proyecta sobre una parte de personas incluso en puestos en los que no esperaríamos que ocurriera".
El 60% de los encuestados culpa de la inestabilidad gubernamental a la crisis de liderazgo de la clase política, acosada por procesamientos e investigaciones policiales y judiciales. Embajadores y cónsules israelíes en Estados Unidos y la Unión Europea se han quejado a Livni, también titular de Exteriores, de que la cantidad de escándalos que supuestamente afectan a personalidades públicas daña la imagen de Israel. Altos funcionarios de la UE expresaron su asombro días atrás ante lo extendida que está la corrupción en el país. Livni ha aconsejado a sus diplomáticos que insistan en que en Israel "no se esconde nada bajo las alfombras".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 24 de enero de 2007