Ban Ki-moon estrenó ayer en Bruselas (Unión Europea y OTAN) su nuevo cargo de secretario general de Naciones Unidas dejando la impresión de que es un hombre dispuesto a estrechar los lazos entre la ONU y las distintas organizaciones regionales, y también mostrando alguna inseguridad: al hablar del Chipre dividido se refirió a "los dos países", cuando Naciones Unidas sólo reconoce a la República de Chipre y no a la entidad del norte ocupada por Turquía.
José Manuel Durão Barroso, como presidente de la Comisión, y Javier Solana, como coordinador de la política exterior de la UE, subrayaron ante Ban cómo los Veintisiete forman "una organización que cree en el multilateralismo y por lo tanto en Naciones Unidas", en palabras de Solana secundadas por un Barroso que recordó cómo "la Comisión contribuye con más de mil millones de euros anuales a la ONU".
La bisoñez de Ban en el cargo quedó en evidencia cuando el antiguo ministro de Exteriores de Corea del Sur habló de que "es importante que los dos dirigentes [de Chipre], los dos países, apliquen los acuerdos de julio", en referencia al pacto de 2006 por el que el presidente de la República de Chipre, Tassos Papadopoulos, y Mehmet Alí Talat, de la República Turca del Chipre del Norte (nacida en 1983 y sólo reconocida por Ankara), acordaron seguir negociando sobre la reunificación de la isla.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 25 de enero de 2007