Mariano Rajoy aprovechó ayer de nuevo, en Toledo, donde apoyaba la candidatura de María Dolores de Cospedal a la presidencia de Castilla-La Mancha, para responder directamente a quienes apelan a su responsabilidad patriótica para que apoye al Gobierno frente a ETA. Dijo que le ayuda cuando "es bueno para España" -citó la ley de dependencia, la de violencia de género, la Constitución Europea y la oposición al Plan Ibarretxe- pero sentenció: "La verdadera labor patriótica es no apoyarle y exigirle que rectifique cuando lo hace mal, y es lo que haré en política antiterrorista".
Un Rajoy cada vez más eufórico se mostró encantado y enérgico. Parece sentirse cómodo en esta especie de campaña electoral permanente que han declarado los estrategas de Génova. Desde septiembre, Rajoy dedica siempre una parte de sus actos a hacer promesas de campaña, y la gente lo jalea como presidente. Ayer incluso dijo que "queda poco", aunque luego auguró que las elecciones serán en 2008.
Rajoy no ahorró críticas al presidente y al ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, de quien ha pedido la dimisión por la manifestación de guardias civiles la semana pasada. Rajoy, que estuvo al frente de este departamento, señaló que Interior "empieza a ser un problema serio para España".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 28 de enero de 2007