En la actualidad, las intervenciones y rescates de emergencia en cualquier cordillera de España son cubiertas con dinero público. Pero la Generalitat de Cataluña se está planteando la posibilidad de cobrar una determinada cantidad al rescatado en el caso de que haya cometido una imprudencia. "¿Y quien legisla qué es imprudencia y qué no lo es? Sería algo complicadísimo", se pregunta San Sebastián.
"No soy partidario de sanciones. La gente acude a la montaña porque le gusta esa sensación de libertad. A la montaña, como al campo, no se le pueden poner puertas. Sin embargo, si somos testigos de alguna situación temeraria, se lo recriminamos a los montañeros, aunque a algunos no les guste y te miren con mala cara", apunta Burcio. San Sebastián apela a la conciencia individual. "Hay una filosofía que está calando en la sociedad por la cual rechazamos las culpas y los riesgos, y son muchos los que piensan que llevar al móvil a la montaña te legitima para exigir que vengan a buscarte, estés donde estés. El que quiera ir a la montaña que vaya, pero que piense antes de salir. La prevención es un salvavidas, pero el cien por cien de seguridad es imposible. Se debe tener en cuenta que la alta montaña siempre es peligrosa, que las condiciones climatológicas que uno había pensado pueden variar hasta lo inimaginable durante el camino y que no se puede molestar a los demás por el lío en que se ha metido uno", reflexiona el montañero bilbaíno.
"Lo que hay que tener claro es que el mínimo fallo en la montaña se puede pagar con la vida"
"Hay muchas llamadas al 112 simplemente porque a alguien se le ha hecho de noche y no sabe volver. Pero creo que sancionar no solucionaría los problemas. Lo que hay que hacer es fomentar el tema de la prevención, incluso desde la edad infantil", indica Gárate. "En el fútbol u en otros deportes, una caída te cuesta una lesión. En la montaña no. Lo que hay que tener claro es que el mínimo fallo se puede pagar con la vida. En la montaña nunca terminas de aprender, porque siempre te enseña algo nuevo", concluye Antxon Burcio, que observa con cierta ansiedad las recientes nevadas. "La gente va a salir en masa después de las últimas precipitaciones y espero equivocarme, pero creo que va a haber más accidentes. Estamos con los dedos cruzados".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 29 de enero de 2007