El presentador, totalmente hortera. Su actuación se basó en agredir a los espectadores, y en ocasiones con mal gusto. Roscon.
Este año ha sido más amena, ágil y divertida, aunque sin duda mejorable. El presentador estuvo bastante bien, salvo en la metedura de pata del vestuario de Carmen Alborch. Siempre es atractivo ver a gente como Penélope Cruz, Viggo Mortensen, Pilar Bardem o Elena Anaya (qué belleza...). Para el que no la haya visto todavía, recomiendo Volver. Sabu.
Me pareció hortera, aburrida y, encima, emitida en diferido. Castel.
Sólo pude soportar unos minutos. La gala de los Goya no es más que una burda imitación de la de los Oscar, aunque la belleza de nuestra estatuilla supera a la de ese "marcianete" dorado. De la gente del cine, que forma parte de la cultura, se esperan cosas al margen del cliché de recoger el premio y soltar el discursito lacrimógeno de gratitud. La que fue estupenda fue la gala en contra de la invasión ilegal de Irak. Wagerbenito.
Un presentador con trajes chillones y gags de a peseta, cuando no directamente soeces. Una película ganadora, Volver, que es otra de las exaltaciones de su director de la España cutre, negra y casposa, eso sí, disfrazada de "exploración del universo femenino". La ganadora, una señorita mona a la que me niego a llamar actriz. Pero bueno, los Oscar no son mejores, sólo tienen más dinero. Catramouco.
Volver se merecía los premios, aunque también El laberinto del fauno, Alatriste y Salvador. ¡Tres hurras por el cine español! Tonelete.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 1 de febrero de 2007