Una acumulación de gases fue la causa de la explosión, el sábado, en una mina de carbón colombiana, que puede haber causado hasta 32 muertos entre los trabajadores. Hasta ayer habían sido rescatados los cuerpos de 30 mineros, aunque los equipos de rescate mantenían pocas esperanzas de encontrar con vida a los otros dos operarios que estaban en las galerías subterráneas. La tragedia ocurrió en las minas San Roque y La Preciosa, en el departamento de Norte de Santander, a unos 600 kilómetros al noreste de Bogotá.
Los cuerpos encontrados están calcinados y presentan múltiples facturas. La voz de alerta la dio el sábado por la mañana un minero que llegó malherido al puesto de policía local. Anunció que varios de sus compañeros estaban atrapados en socavones de 400 metros de profundidad. "Los socorristas trabajaron toda la noche para penetrar en los túneles derrumbados. La concentración de gas metano ha hecho difícil su labor", dijo el coronel Fernando Rosales, jefe de la Defensa Civil de la región.
El presidente colombiano, Álvaro Uribe, se desplazó ayer al lugar del siniestro. "Nos duele esta tragedia", dijo Uribe, que anunció que se investiga si la empresa propietaria de las minas se encontraba al día en los permisos de explotación y las licencias de seguridad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 5 de febrero de 2007