No cabe duda de que una de las causas, si no la principal, de la inestabilidad en Oriente Próximo es el conflicto israelo-palestino. Pero dudo mucho de que la única solución para dar estabilidad a la zona sea la paz en Palestina, aunque no cabe duda de que algo ayudaría. Estados Unidos abrió la caja de Pandora y ahora son muchos los factores que intervienen en esa metástasis de violencia en la que se ha convertido Oriente Próximo. Bribón.
La llave de la estabilidad la tiene Bush, y sólo la utilizará cuando sea beneficioso para sus inconfesables intereses. Gavilani.
Es importantísimo que se materialice la paz entre israelíes y palestinos para que ésta se extienda a todo Oriente Próximo. Ése es el punto de donde salen todos los males. Rafael Gijón.
Sin la resolución del conflicto israelo-palestino es imposible la paz en Oriente Próximo. La solución pasa por la aplicación de los acuerdos de Oslo de 1993, firmados por Rabin y Arafat. Hoy, el primer paso es lograr un entendimiento interno entre Hamás y la OLP, y un fortalecimiento de una Autoridad Palestina capaz de dialogar con Israel y convencer a su pueblo de que es posible la paz. Israel debería elegir como primer ministro a un hombre inteligente, porque si lo es, por muy halcón que fuera al principio (Rabin y Sharon lo eran), acabará por entender que debe dialogar y alcanzar un acuerdo con los palestinos. Sería ideal que no sólo los palestinos sino algunos, si no todos los Estados árabes, reconocieran a Israel. Éste debe regresar, con todas las garantías, a las fronteras anteriores a la guerra de los Seis Días de 1967. La estabilidad de Palestina garantizaría su progreso, pues tiene gente muy preparada y no le faltaría la ayuda internacional. Cierta estabilidad y paz podría desactivar el fundamentalismo islamista. Alfie.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 9 de febrero de 2007