Vergüenza que la galería por donde se internaron los excursionistas no tuviese una verja. Vergüenza que la atajea por donde los excursionistas tenían que pasar sí tuviese una verja con candado.
Vergüenza que en un archipiélago repleto de galerías no exista, ya no rejas, sino siquiera un cartel avisando del peligro. Ahora todos hablan de la tragedia; yo quisiera que alguien dé explicaciones. Que se explique por qué el camino correcto estaba cerrado con reja y candado y la galería abierta y sin ningún tipo de aviso. Que se explique cómo en unas islas donde el senderismo, tanto de locales como de extranjeros, es muy popular se pueden encontrar situaciones como ésta. Todos lloramos la muerte de estos jóvenes. Creo que todos esperamos que se tomen medidas, básicas en muchos casos, para evitar que se repitan.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 14 de febrero de 2007