La prueba de alcoholemia a la que fue sometido un médico puede costarle una seria condena. El facultativo, cuyo nombre corresponde a las iniciales J. I. F. F. y que había trabajado en el hospital de Getafe, ha sido detenido por la Guardia Civil acusado de un delito de tráfico de influencias y otro contra la seguridad del tráfico. El imputado utilizó sus amistades en el centro hospitalario para que un análisis de sangre ofreciera un resultado negativo y evitar así la sanción de los agentes de tráfico de la Guardia Civil. Dos mujeres, ambas médicas residentes de primer y tercer año, han sido acusadas de un delito de prevaricación.
Los hechos ocurrieron a las 4.26 del pasado 9 de septiembre, cuando la Guardia Civil de Tráfico hacía un control de alcoholemia preventivo en el kilómetro 2 de la autovía de Toledo (A-42), en el término municipal de Getafe. A esa hora, los agentes procedían a dar el alto a un vehículo Peugeot 406.
El conductor arrojó un resultado positivo en el alcoholímetro, por lo que fue invitado a bajar del vehículo y dirigido a una furgoneta de la Guardia Civil. Allí se le sometió a una nueva prueba con el etilómetro. Este aparato, mucho más preciso, emite un resultado en papel que permite ser adjuntado a las diligencias de la sanción.
La primera prueba fue realizada al conductor a las 4.29 y arrojó un resultado de 0,54 miligramos de alcohol por litro de sangre, lo que supone el doble del máximo para los conductores, salvo noveles y profesionales, que es de 0,25 miligramos de alcohol. El supuesto infractor fue sometido al análisis de contraste a las 4.51. Entonces, el resultado fue de 0,46 miligramos.
El médico se acogió al artículo 23 del Reglamento General de Circulación, que permite la comprobación de la alcoholemia a través de un análisis de sangre en un centro hospitalario. Los agentes lo trasladaron al hospital más cercano, en este caso el universitario de Getafe. Los guardias se sorprendieron de la amabilidad con la que era recibido J. I. F. F. Después descubrieron que había trabajado hace tiempo en ese centro.
Informe negativo
A las 7.45, el centro hospitalario emitió un informe en el que figuraba que no se detectaba que el médico hubiera consumido alcohol. Los agentes que acompañaron al médico remitieron todo el atestado al Grupo de Investigación y Apoyo al Tráfico (GIAT) de Valdemoro, que se encargó de las pesquisas. Los agentes imputaron al facultativo un delito contra la seguridad del tráfico y otro de tráfico de influencias.
Las investigaciones continuaron hasta que lograron identificar a las personas que habían hecho el informe negativo del hospital. Tras varias semanas, consiguieron esclarecer que se trataba de dos médicas residentes de primer y tercer año. Ambas fueron detenidas el pasado lunes acusadas de un delito de prevaricación (dictar a sabiendas una resolución injusta una autoridad, un juez o un funcionario).
Los tres detenidos han sido puestos a disposición de la autoridad judicial.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 16 de febrero de 2007