El Gobierno francés ha puesto en marcha una campaña contra cierto tipo de juegos peligrosos que practican los niños y preadolescentes en los colegios. Peligrosos hasta el punto de que cada año se calcula que más de una docena de alumnos mueren a causa de estas prácticas que, consisten, básicamente, en aguantar la respiración o provocar una disminución del riego sanguíneo cerebral en busca de desoxigenar el cerebro para conseguir intensas sensaciones de éxtasis o desmayo. También provocan daños cerebrales, a veces irreversibles.
El más peligroso de estos juegos es el que en la jerga de los colegios se conoce como el "juego del pañuelo", y también como el sueño azul o el sueño indio, consistente en detener el flujo sanguíneo de la arteria carótida anundándose un pañuelo al cuello. Se practica en grupo, pero quienes se convierten en adictos a estas sensaciones lo hacen luego solos en su casa, razón por la que muchos fallecimientos se producen en la habitación del chico, y no entran en las estadísticas.
Al menos esto es lo que piensa la asociación Apeas (Asociación de familias de niños accidentados por estrangulación, en sus siglas en francés), que considera que la cifra oficial de una docena de fallecidos al año se queda muy lejos de la realidad. Françoise Cochet, su presidenta, sufrió la muerte de un hijo por esta causa, y ha conseguido sensibilizar al Gobierno, que ha puesto en marcha una campaña en televisión que advierte del fenómeno. El anuncio, que ya han emitido varias cadenas, muestra las fotografías de 25 chavales de entre siete y 13 años mientras suena una canción feliz. Al final, una voz indica: "Jugaron al juego del pañuelo. Están todos muertos, como cientos de otros. Paremos el desastre". Cochet aconseja a los padres a que comprueben una serie de señales reveladoras, como la existencia de marcas en el cuello.
El Ministerio de Educación se ha sumado a la campaña y se dispone a publicar un informe que no sólo incide en estas prácticas, sino también en otros tipos de juegos peligrosos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 16 de febrero de 2007