Mientras en los últimos tres días la violencia ha disminuido en Bagdad, donde las fuerzas de seguridad llevan a cabo una intensa operación antiterrorista, los ataques han aumentado en otras zonas del país. Dos coches bomba estallaron ayer en un barrio kurdo de la ciudad de Kirkuk,
al norte del país, donde los enfrentamientos étnicos son frecuentes, y provocaron al menos 10 muertos y 79 heridos.
Además, un marine estadounidense murió en combate en la provincia de Al Anbar, la zona de Irak donde la insurgencia es más activa. En Ramadi, la capital de esta provincia, fueron detenidos 11 presuntos terroristas, entre ellos cinco individuos estrechamente vinculados a la rama iraquí de Al Qaeda.
El Gobierno iraquí anunció ayer que los ataques han disminuido en un 80% desde que comenzó la operación de seguridad; pero muchos temen que los atentados se reanuden en cuanto baje la presión militar.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 18 de febrero de 2007