Un compañero de cuerpo (que no de especialidad) se quejaba el sábado 17 en una carta dirigida a su periódico de que gracias a la reducción de horas en la especialidad de Tecnología, "los alumnos continuarán, como siempre se dijo, sin saber hacer la o con un canuto... y menos con un ordenador". Lo que el compañero omite es que esto es así no por la reducción de contenidos tecnológicos, sino porque las materias de informática existentes en la ESO y en Bachillerato están atribuidas de forma discrecional, y no a los docentes que realmente están capacitados para ello, es decir, los de Informática. La especialidad de Tecnología es una amalgama de diversas áreas que abarcan la mecánica, electricidad, química, física... y muy poco de informática. Para que la gente se haga una idea, el temario específico de dicha especialidad consta de 72 temas, de los cuales ¡uno! es de informática. En cambio, el temario de la especialidad de Informática comprende 74 temas, todos ellos de informática.
¿Se imaginan a un profesor de Matemáticas impartiendo clases de Física y Química sin haber sacado esta oposición? ¿O que cualquier docente pueda impartir clase de Lengua porque sabe hablar castellano? Es justo lo que está pasando con la Informática, que está siendo relegada por nuestras autoridades fomentando el intrusismo en el ámbito público. No hay peor mentira que una verdad a medias. Las reivindicaciones de los tecnólogos son legítimas, pero siempre y cuando no salpiquen a nuestro colectivo, que bastante ninguneado está gracias a las autoridades educativas, especialmente la Consejería de Educación de Castilla-La Mancha.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 21 de febrero de 2007