Europa vuelve a ser el escenario del pulso entre EE UU y Rusia, como ocurría en los años ochenta por la llamada crisis de los euromisiles. Polonia y la República Checa han aceptado ya la instalación en su territorio de sistemas integrantes del escudo antimisiles norteamericano, y la iniciativa ha desatado la cólera del presidente ruso, Vladímir Putin, que amenaza como represalia con volver a desplegar nuevos misiles en un intento de reequilibrar la situación.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 24 de febrero de 2007