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Reportaje:

El capital riesgo redobla su protagonismo

Sus participaciones han creado el 6% del empleo nuevo en España entre 1996 y 2004

En la Asociación de Entidades de Capital Riesgo (Ascri) están convencidos de lo mucho que sus empresas -las que se dedican a comprar participaciones en otras entidades- contribuyen a la economía. Y como muestra de sus bondades, el martes presentaron un informe que estima en 100.000 el número de empleos creados entre 1996 y 2004 por unas inversiones que sólo representan el 0,11% del PIB. Esta cifra supone el 6% de todos los empleos generados en España en este periodo.

Elaborado por el profesor de la Universidad Complutense José Martí Pellón, el estudio compara la evolución de empresas que han recibido capital riesgo frente a compañías similares sin esta inyección. Y los datos son concluyentes: el empleo en las primeras creció durante el periodo estudiado un 15%, frente al 5,8% de las que no se han beneficiado de la financiación extra. El capital riesgo también impulsó las ventas de las empresas en las que entró.

El presidente de Ascri justifica los beneficios fiscales del capital riesgo por lo "extraordinariamente" beneficioso que es para la economía

"Como gestionamos cada vez más dinero, compramos cada vez compañías mayores. Esto hace que seamos extraordinariamente beneficiosos para la economía y el tejido empresarial. Por eso nos merecemos beneficios fiscales", aseguró el presidente de Ascri, Juan Díaz-Laviada.

Para realizar el estudio, el profesor Martí Pellón ha detectado las 1.463 empresas financiadas con capital riesgo entre 1993 y 2001; y ha analizado los crecimientos en los tres años posteriores a la entrada del inversor. El informe ha comparado la evolución de 802 entidades -el 55% del total- con otras tantas compañías similares que no recibieron capital riesgo. La duda permanece sobre la evolución de las empresas cuando el capital recibido se desinvierte y se dirige a otra entidad. Responde Díaz-Laviada: "No hemos hecho este seguimiento; lo haremos próximamente. Pero creemos que la entrada del inversor provoca un shock positivo en las empresas. Desde la desinversión, ya no es de esperar un crecimiento tan significativo. Así que para mantener esas tasas de crecimiento sería necesaria una nueva entrada de capital riesgo". Éste último punto no empaña el optimismo del presidente de Ascri, que concluye: "Una economía moderna no puede prescindir del capital riesgo".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 25 de febrero de 2007