Estos últimos días estoy leyendo opiniones al respecto del fallo del Tribunal Constitucional sobre el caso de la profesora de religión despedida. Me gustaría hacer unas puntualizaciones.
1. No entiendo cómo hay gente que piensa que el obispo no puede despedir a una profesora, cuando ha sido el mismo obispo quien la ha colocado a dedo, sin valorar su aptitud (oposición).
2. El problema no está en el Tribunal Constitucional, que no hace más que aplicar las leyes. El problema real está en el Concordato firmado con la Santa Sede, que es totalmente caduco.
3. La solución al problema es sencillísima. Hay que quitar de las escuelas cualquier tipo de adoctrinamiento. El que quiera catequesis, que vaya a su parroquia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 27 de febrero de 2007