Para Ana Zugaza, directora del Instituto Bertendona, de Bilbao, no se trata de imponer "más mano dura, sino de ganar en eficacia". "Si un alumno comete una falta grave y todos coinciden en que es urgente sancionarla, pero el castigo no se ejecuta en un año, ¿qué mensaje se está transmitiendo? En el mundo educativo, el castigo, al igual que los premios, deben ser inmediatos", recalca.
"No es cuestión de endurecer el régimen sancionador, sino de que la acción [falta del alumno] vaya acompañada de una reacción [sanción]", añade. "Si en un momento se puede actuar con una medida inmediata y el chaval reconoce que la falta ha sido seria, responde de forma inmediata y ya está. A lo mejor de la otra forma la sanción es más dura, pero menos eficaz".
Para esta directora, la cuestión no es que los actaules alumnos sean más problemáticos, sino que el decreto actual de derechos y deberes del alumno resulta muy proteccionista con los estudiantes, de modo que deja de ser útil y eficaz para el fin previsto. "Es muy garantista, tanto que al final garantiza el derecho de un alumno que está impidiendo el derecho a la educación de los demás compañeros de aula".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 27 de febrero de 2007