La Consejería de Sanidad pagará finalmente los 15.500 euros que costó el tratamiento de Antonio Rivera, un pintor autónomo que sufrió en 2004 un infarto frente a una clínica privada y fue atendido en ella. Sanidad admitía que debía hacerse cargo del tratamiento porque fue un caso de urgencia vital, pero se negaba a pagar a la clínica por un formalismo jurídico. Entendía que Rivera tenía que pagar primero y luego le reembolsaría el dinero. Pero Rivera, que no trabaja desde el infarto y recibe ropa y comida de Cáritas, no podía hacer frente al pago. Ahora Sanidad, tras más de dos años de reclamaciones, dice que todo se debió a un "error administrativo" y que pagará la factura.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 2 de marzo de 2007