La impresionante aglomeración ciudadana que registra de forma espontánea la plaza del Ayuntamiento de Valencia en torno a las dos de la tarde todos los días de marzo hasta la festividad de San José responde al interés de los vecinos por sentir de cerca la mascletá. Pero, por multitudinaria, constituye un foro de primer orden para expresar cualquier reivindicación siempre que se revista de carácter festivo. En apenas cuatro jornadas, el año electoral se ha dejado sentir con fuerza en la plaza del Ayuntamiento.
Decenas de inmensos globos blancos sobresalían ayer sobre las cabezas de los vecinos en puntos dispersos de la gran esplanada. De cerca, podía leerse en todos ellos Moratoria urbanística ya. Y, en cada uno, el lugar de un atropello medioambiental cometido en territorio valenciano, de acuerdo con el diagnóstico de los militantes de Acció Ecologista Agró.
Los militantes ecologistas pretendían llamar la atención sobre "cincuenta puntos negros" de la Comunidad Valenciana. Y el carácter reivindicativo de su acción pasó casi desapercibido hasta que se encaramaron a unas palmeras valladas por su proximidad a las piezas de la falla oficial. Tres militantes desplegaron una pantalla, perfectamente legible desde la balcón del Ayuntamiento. Unos policías municipales se acercaron, alcanzaron la pancarta, forcejearon... y los truenos apagaron la protesta.
A unos metros, la geganta Alborch seguía divertida la escena. El muñeco modelado por Manolo Martín y vestido por Francis Montesinos que representa a la candidata socialista a la alcaldía de Valencia, Carmen Alborch, ya es un personaje habitual en las mascletaes. Su entrada, ayer, en la plaza del Ayuntamiento, despertó simpatías y algunas molestias. "Míralos, vienen a provocar", comentó una joven a su pareja. Y, tras un silencio: "Volveremos a ganar, ¿no?".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 5 de marzo de 2007