Después de varios días de borrasca intensa en Galicia y en medio de un otoño-invierno de cielos encapotados, el sol inundó ayer Santiago. El miércoles las fuertes rachas de viento tumbaron decenas de árboles y señales de tráfico en ayuntamientos de todo el país y causaron averías en el suministro eléctrico. Ayer, los parques de la ciudad y las terrazas de los bares se vistieron de verano con vecinos y visitantes ávidos de sol. En la fotografía, niños y adultos en la Quintana, una de las cuatro plazas que circundan la catedral.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 9 de marzo de 2007