Para Arwad Abu Shahin el día de su boda ha sido también el de una dramática despedida. La joven israelí de origen druso ha renunciado a volver a ver a su familia al casarse con el sirio Humanad Hareb, que vive al otro lado de la disputada frontera de los Altos del Golán. El puesto de control de Kuneitra fue escenario del paso de la novia, para casarse con su prometido en la tierra de nadie que separa ambos países. Sólo podrán reunirse de nuevo cuando se firme un tratado de paz entre Damasco y Tel Aviv.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 13 de marzo de 2007